sábado, 18 de noviembre de 2006

El relato: ÚLTIMO CONTACTO

Éste es el primer relato que presento en el blog, escrito en 2004 basado en una idea que tuvo en mis días de estudiante universitario (de matemáticas, cómo no). Cómo podéis comprobar se trata de un ultracorto, tamaño en el que cada vez me siento más cómodo.

Pierre Márquez había sido elegido para llevar a cabo el primer contacto entre la humanidad y una raza extraterrestre. La nave monoplaza lo llevó hasta el gigantesco vehículo hiperespacial que orbitaba la Luna. Unas horas después la navecilla terrestre fue expelida y regresó a la Tierra guiada por el piloto automático, como se comprobó después. Del astronauta sólo quedaba su cuerpo, pues su entendimiento parecía hallarse muy lejos de allí. Los neuropsiquiatras que atendieron al malogrado Márquez diagnosticaron que su facultad de relacionarse con el exterior ya no existía. Los científicos implicados en el proyecto se lanzaron ávidamente al estudio de la microcámara que el astronauta llevaba prendida en su traje.

Las imágenes mostraron a los centaurianos tal y como Márquez los vio al abandonar la cámara de presión y penetrar en la gran nave; seres de tres metros de altura recubiertos por escamas doradas con tres cabezas y seis brazos. Un conjunto extraño, sin duda, pero no tan desagradable a la vista como pudiese parecer en un primer momento. El terrestre comenzó el contacto de la manera prevista. Sacó el ordenador portátil y les mostró dibujos geométricos. Los científicos que diseñaron el sistema pensaron que debían ser tomados por verdades absolutas. Cuando Márquez dibujó un triángulo rectángulo los alienígenas se apresuraron a escribir el teorema de Pitágoras. Y tras unos cuantos intercambios más sus anfitriones decidieron obsequiarle con un resultado desconocido para los humanos.

Los científicos terrestres, expertos matemáticos, contemplaron a través de la pantalla cómo los centaurianos demostraban que el universo y todo lo que contiene no existe realmente. Al mismo tiempo que la certeza de lo demostrado inundaba sus seres la realidad se iba esfumando a su alrededor. Ellos mantuvieron así su último contacto con la realidad.