domingo, 12 de agosto de 2007

SOBRE SHUSHI, LOS PREMIOS HUGO Y HARRY POTTER


SOBRE SHUSHI

La semana pasada me empeñé en llevar a dos amigos a comer a un restaurante japonés. El objetivo era que probasen el shushi (ya saben, pescado crudo) con todo lo que eso conlleva. Uno de ellos estaba contento con la oportunidad de comerlo mientras que el otro se mostraba más reticente. Inmerso en la tarea de nutrir mi salsa de soja con la cantidad exacta de washabi, para que se note el sabor pero sin que el sabor resulte demasiado picante, comenté que estaba leyendo el cuarto libro de la serie de Harry Potter: Harry Potter y el cáliz de fuego. Sentí la necesidad de disculparme por ello, sin saber muy bien por qué, y les conté las dos razones que me habían llevado a cogerlo de la estantería de la habitación de Álvaro (que cuenta con dieciséis años): la primera, que acababa de ver en el cine la quinta película de la saga (aunque parezca hecho a propósito, yo sólo he visto las impares) y la ligazón entre los hechos de El prisionero de Azkabán y La Orden del Fénix se me antojaban algo nebulosos así que leerse el cuarto libro era una solución para llenar los huecos; la segunda, que Harry Potter y el cáliz de fuego resultó ganadora del Premio Hugo de 2001 (sí, yo también me sorprendí).

Fue entonces cuando uno de mis compañeros de comida (y, todo hay que decirlo, de trabajo), Manuel Vicente Fernández, gran lector él y también muy aficionado a la literatura fantástica (aunque como él siempre se presta a señalar, lee de todo, sin restricciones de género), se mostró, digamos, espantado y sólo fue capaz de preguntar si ése había sido también el premio que había ganado El hombre en el castillo de Philip K. Dick. Sí, me apresuré yo a contestar. Un premio Hugo como el de la foto de la izquierda (aunque no exactamente, porque éste corresponde a 2005).

SOBRE LOS PREMIOS HUGO

La pregunta que viene enseguida a mi mente es: ¿es una vergüenza que Harry Potter y el cáliz de fuego aparezca en la lista de ganadores del Hugo con grandes ilustres del género como El juego de Ender, La voz de los muertos, Hyperion, Dune, Tú el inmortal, El señor de la luz, Los propios dioses, El hombre demolido, el ya nombrado El hombre en el castillo, etc.?

Antes de contestarla, al menos en mi opinión, es honrado resaltar que tan sólo he nombrado un puñado de ganadores de los más de cincuenta (hablamos sólo del Premio Hugo de novela, porque luego está la novela corta y el relato) y que precisamente son mis preferidos. Con el Hugo pasa lo mismo que con la mayoría de los premios. ¿Se otorga siempre a la mejor novela? Hablamos pues de la propia idiosincrasia del Premio Hugo.

Siempre se ha dicho que el Hugo es un premio concedido por los aficionados. Esta afirmación lleva encerrada varios matices. Los asistentes a la convención anual mundial (a pesar de este calificativo, huelga decir que el premio sólo se concede a novelas publicadas el año anterior en inglés) de ciencia ficción votan a su candidato sobre una lista de cinco títulos ya establecida anteriormente por un comité. Por tanto el ganador depende tanto de los gustos de los seleccionadores como de los participantes en la WorldCon. Y ya se sabe que sobre gustos…

Además, los lectores en lengua castellana tenemos que esperar un tiempo hasta leer la obra ganadora del Hugo, al menos si queremos leerla en castellano. A nosotros ya nos llega etiquetada (normalmente en letras visibles en la portada) como ganadora, o finalista, del Hugo de tal o cual año. Por cierto, internet ofrece una solución a este problema, la posibilidad de adquirir la obra comprándola en la red al poco de salir. El inconveniente, por supuesto, es tener que leerla en inglés, con el sufrimiento que eso acarrea para algunos de los lectores (entre los que yo me cuento).

Por tanto, sería mucho más justo un premio otorgado por votación limpia, de todos aquellos que quieran participar, con todas las novelas publicadas el año anterior como contendientes. Nuevamente la red ofrece un marco donde efectuar la votación. El único problema que se me ocurre es la forma de controlar que cada persona vote una sola vez.

Una vez expuestas las objeciones ante cualquier ganador del Premio Hugo (que sólo se concede a textos publicados en inglés y que hay que matizar mucho eso de que deciden los aficionados) entramos a valorar, en concreto, el Hugo de Harry Potter y el cáliz de fuego.

SOBRE HARRY POTTER

Para empezar, he aquí las otras novelas que competían con Harry Potter para el Hugo:

CALCULATING GOD (El cálculo de Dios) de Robert J Sawyer
HARRY POTTER AND THE GLOBET OF FIRE (Harry Potter y el cáliz de fuego) de J.K. Rowling
MIDNIGTH ROBBER de Nalo Hopkinson
THE SKY ROAD de Ken MacLeod
A STORM OF WORDS (Tormenta de espadas) de George R. R. Martin

De ellas tan sólo he leído la de Sawyer. Como tantas otras de este escritor canadiense el tema es en principio interesante, pero luego se diluye en conflictos morales que sólo afectan al protagonista principal y desviaciones metafísicas que le restan parte del atractivo inicial.

Me sorprende, a pesar de no haberla leído, que el Hugo no lo ganase la obra de Martin, tercera entrega de la aclamada y contrastada serie Canción de hielo y fuego.

Resaltar también que Harry Potter y el cáliz de fuego no me parece una mala novela, pero con matices. Le sobran explicaciones finales sobre los hechos acontecidos a lo largo del texto y echo de menos el desarrollo de alguno de los personajes adultos. Estos dos comentarios podrían hacer creer que considero la obra como una novela de niños. No es cierto, una buena novela tiene que tener varios niveles de lectura. Ésta lo intenta, sin conseguirlo del todo. Bien es cierto que la saga entera intenta mostrar la evolución del personaje desde la niñez hasta la adolescencia, y eso es precisamente una de las cosas que más me han gustado, la posibilidad de retrotraerme de nuevo al comienzo de la adolescencia: la lucha interna entre las responsabilidades nacientes y el jugar incesantemente, la primera vez que uno se fija en las chicas, el autoconocimiento de las habilidades y capacidades que uno lleva dentro… Es una lectura entretenida y no demasiado exigente (a veces se agradece) que tiene su propio contexto y éste no es pertenecer al panteón de las mejores novelas fantásticas de la historia. Sin ser clasista y sin menospreciar, debo decir que pertenece a otra categoría, no a la de ganadores del Hugo.

José Javier Bataller

miércoles, 4 de julio de 2007

El relato de julio: A la luz de la Luna

Este cuento está basado en una canción popular francesa Au claire de la lune, al menos el principio pero no así el desenlace. A propósito, todo parecido con la película de M. Night Shyamalan El bosque es meramente casualidad o al menos producto del subconsciente.


El joven se orientaba en la oscuridad deslizándose de árbol en árbol, utilizándolos como balizas en su recorrido de cien metros hasta la cabaña vecina a la suya. Finalmente chocó contra una pared hecha de troncos sin descortezar. Recorrió la superficie con las manos llenándoselas de arañazos hasta encontrar una zona más pulida que identificó con la puerta.

- ¡Pierrot, Pierrot! – golpeó con fuerza la puerta acompañando sus gritos.

Ninguna reacción se produjo por parte del ocupante de la cabaña llenando de temor el corazón del demandante.

- ¡Por el amor de Dios, Pierrot! ¡Ya no me queda tinta y la vela se ha consumido! ¡Tengo que escribir la palabra! ¡Pronto será medianoche!

El joven blandió ante la cerrada puerta una hoja de pergamino cuya blancura apenas contrastaba con la negrura de la avanzada noche.

De pronto un leve arrastrar le llegó cabalgando sobre la oscuridad desde el interior.

- Yo tampoco tengo tinta. Mañana buscaremos juntos plantas y raíces y las machacaremos. Mañana… Ahora estoy ya en la cama – llegó un susurro desde el otro lado.

- ¡Mañana será tarde, maldito! ¡Tú lo sabes!

El bosque quedó nuevamente en silencio. Tan cerca de la medianoche ni siquiera las aves nocturnas se atreven a salir.

El joven palpó la puerta hasta encontrar el pergamino clavado. Lo arrancó con furia y lo esparció en decenas de trocitos por el suelo cubierto de humus. Se alejó de allí corriendo. Sólo tenía una oportunidad entre mil de sobrevivir. Y pensaba aprovecharla. Se paró solamente el tiempo justo para recoger una piedra afilada antes de llegar al claro. Allí la luz de la Luna llena llegaba lo suficientemente nítida como para poder escribir la palabra en el pergamino. No tenía tinta, así que comenzó a arañar su muñeca con la piedra hasta que un hilo de sangre comenzó a correr por su brazo. Fue entonces cuando un siniestro ulular lo sobresaltó. Él sabía que las aves nocturnas no cazaban a esas horas, al menos no en ese bosque. También sabía que las sombras que comenzaban a moverse por el borde del claro no eran producto de su imaginación. Sobre todo era consciente de que el olor a sangre todavía los excitaría más. Si todavía tuviese tiempo de escribir la palabra salvadora… Pero no, era momento de asumir que ya era demasiado tarde para él. Un grito desgarrador de procedencia humana fue el último sonido que oyó. Pierrot ya había pagado su traición. Paradójicamente murió contento por eso.

Made in Spain: El sueño de la razón, Juan Miguel Aguilera

El sueño de la razón (Minotuaro 2006) es la primera novela de Juan Miguel Aguilera que leí. Luego devoré La locura de Dios(Ediciones B, colección Nova, 1998) dada la buena impresión que me causó la primera.
El sueño de la razón está ambientada en 1518, en plena preparación del viaje que llevaría al jovencísimo duque de Borgoña, el futuro Carlos I de España y V de Alemania, a las costas españolas para ser coronado posteriormente rey de Castilla (después sería coronado rey de Aragón y luego Emperador del Sacro Imperio). El protagonista es un joven Luis Vives, ya amigo del humanista Erasmo de Rotterdam, que por mediación de éste acude a la corte de Flandes en calidad de preceptor de un joven noble. Hasta ahí podría pasar por un novela histórica, pero el caso es que la otra protagonista, Celeste, no es nada más ni nada menos que una joven bruja implicada sin quererlo en una trama que aglutina, entre otros, al pintor flamenco El Bosco y a Felipe el Hermoso con un pacto con el Diablo (o con alguien todavía más poderoso) y un intento de abrir las puertas del Infierno.
Luis Vives, valenciano de origen judío, exiliado en Flandes por sus propios sentimientos de culpa ya que siendo niño delató a sus propios padres como continuadores de los ritos judíos ante la Inquisición. Enfrascado en la escritura de un tratado sobre el alma y la vida se verá mezclado en la conspiración de los cabelleros del Toisón de Oro para controlar la mente de un debilitado, todavía príncipe, Carlos por medio de la brujería. Con la ayuda de Celeste conseguirá paralizar de momento la conjura y dar un respiro a la humanidad en su continua y secreta lucha contra los poderes más oscuros.
Escrita con buen ritmo y salpicada de sorpresas que hacen mantener el interés, el valenciano Juan Miguel Aguilera compone un fresco ucrónico de la época de fácil lectura y con escenas memorables, como el de la batalla donde los mismos astures que participaron en la batalla de Covadonga son resucitados para manetener a ralla a un ejército de lansquenetes muy superior en número.

El artículo: En homenaje a Fred Saberhagen


Fred no fue uno de los grandes, aunque es cierto que esa es mi opinión; sin embargo escribió un cuento: "Alas en la oscuridad" que leí a los catorce años en una antología sobre psicología en la ciencia ficción recopilada por Isaac Asimov (y Martin H. Greenberg). Me gustó, me gustó mucho. Me dieron ganas de leer otras cosas de Fred Saberhagen, pero no era mucho lo que se podía encontrar de él en castellano. Tuve en mis manos varias veces "El encuentro", cuyo argumento me fascinó desde un principio: Sherlock Holmes y Drácula juntos en una aventura. Ahora se han escrito muchos libros, ucronías las llaman, mescolanzas de personajes imaginarios y reales cuyo único anclaje común es transitar por la misma época. Pero el caso es que no compré el libro de Saberhagen. Era muy caro para mí entonces (unas dos mil pesetas a finales de los ochenta). Luego lo he buscado desesperadamente sin volver a encontrarlo. Cosas de la vida.
Más tarde cayó en mis manos "Coils", una colaboración entre Roger Zelazny (todavía mi escritor fetiche) y Fred Saberhagen que leí en inglés pues, que yo sepa, no está traducida al castellano. Me gustó también, pero las situaciones y personajes me recordaron más a Roger que a Fred.
Hace cuatro años me hice finalmente con una recopilación de los relatos sobre los Berserker (ya sabéis, esas máquinas asesinas programadas hace eones para aniquilar cualquier rastro de vida9 en el que estaba también incluido "Alas en la oscuridad". Me decepcionó bastante el volumen y, en particular, mi mitificado cuento de la adolescencia. No son cuentos malos, ni mucho menos, pero noté a faltar algo, ese sentido de la maravilla que me acertó hace veintidós años. Tal vez sea sólo cuestión de estado de ánimo.
De todos modos, le daré otra oportunidad a Fred Saberhagen. Ahora él ha muerto, pero me queda casi toda su obra por descubrir.

José Javier Bataller